La ruta 7 de Chile, la carretera Austral, se adentra en la magnífica naturaleza patagónica, un territorio que los expatriados alemanes también eligieron como su nuevo hogar.
Desde hace décadas, la carretera Austral se abre paso por la intransitable naturaleza del norte al sur de la Patagonia. La gente, que hasta entonces vivía aislada, de pronto estaba conectada a las modernas urbes, con consecuencias inciertas.
Se dice que la carretera Austral une el centro de Chile con su extremo sur. Por tierra, solo se podía llegar por Argentina. En Chile, el camino estaba bloqueado por montañas escarpadas, bosques primigenios, amplios fiordos, volcanes y un enorme campo de hielo.
En la década de 1960, Augusto Pinochet convirtió la construcción de esta carretera en una prioridad nacional. A sus órdenes, hasta 10.000 soldados de la construcción trabajaron en las condiciones más adversas.
Uno de los últimos miembros aún con vida de la junta militar de Pinochet, Rodolfo Stange, antiguo jefe de Carabineros de Chile, habla sobre la importancia de la carretera para el régimen.
La bióloga marina alemana Vreni Häussermann informa sobre una catástrofe en uno de los fiordos patagónicos. Particularmente este evento deja en evidencia con qué fuerza la expansión económica que trajo consigo la carretera afecta a la naturaleza del sur de Chile.
El viaje también conduce hasta los descendientes de expatriados alemanes que encontraron un nuevo hogar en la lejana Patagonia después de la Primera Guerra Mundial.
Los relatos de estas y otras personas dan una idea de la historia y el presente de esta región única.